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jueves, 4 de junio de 2015

Survival Zombie 22# Edición. Olías del Rey (Toledo). 30 de Mayo




Survival Zombie 22# Edición. Olías del Rey (Toledo). 30 de Mayo




De nuevo, otra aventura experimentada, esta vez, yo sola, sin compañía de amigos, en una noche nublada de primavera.

Trama inicial
Tras encontrar estas breves anotaciones en Internet. Decidí acercarme a Olías del Rey y ver lo que podía encontrarme en aquel lugar.
Reunidos todos en el anfiteatro del pueblo, una vez más la corporación WRG provocó una muestra de su poder, al soltar a un miembro de la resistencia para luchar contra un par de zombies, como una exhibición de gladiadores.
Pero como siempre, estos excesos de poder, hace que algo o todo, pueda acabar realmente mal.
Por segunda vez en este municipio, la infección del virus Z, se había desencadenado y el caos se desató inevitablemente.
Zombies sueltos, supervivientes corriendo de un lado para otro, sin saber por donde empezar, y yo sin saber muy bien qué hacer, escuché que algo importante estaba pasando a la afueras del pueblo, en el centro comercial, así que imaginé que sería un buen sitio por donde empezar a buscar o averiguar la verdad de lo ocurrido.

Prueba 1
Cuando por fin llegué al centro comercial, un grupo de supervivientes esperaban la ocasión para poder acceder al recinto, pues una Zeta de aspecto bastante furioso, no dejaba un acceso fácil.
Observé la situación, cómo..., unos intentaban llamar la atención de la chica infecta, mientras..., otros aprovechaban el descuido para colarse en su interior, y... yo, escondida tras unos arbustos, no pude desaprovechar la ocasión de meter mi culo a toda prisa en la galería, antes de que la Zombie, se percatarse de nuestra intrusión.
Una chica asustada, nos abrió la puerta de un local, y una vez dentro, la cerró con llave para que ni la Zeta ni nadie más, pudiera entrar. Esto supuso que algún superviviente al intentar acceder, pereciera en el intento, atrapado entre la cristalera y ese ser que no daba cuartelillo a la esperanza de vida.
La chica nerviosa y asustada, nos dijo que su amigo Tony, se había transformado en uno de esos seres, por eso no podía acercarse a él, no podía verlo así, sin embargo necesitaba una prenda suya, una camiseta que dejó tirada al fondo, en la oscuridad de aquel profundo local, sin una sola luz a excepción de la que se dejaba asomar a través del cristal de entrada, aún así, no dejaba que penetrara mucho más de un par de metros, por lo que unos cuantos valientes sin miedo a la oscuridad, avanzaron hasta el final del local. El resto no podíamos ver gran cosa, pero de repente escuchamos unos gruñidos, pasos lentos al principio, que se iban acelerando a la vez que aumentaban los gruñidos, un par de golpes, quizás por tropezar con algo en la oscuridad, y al final una voz, que dijo, ¡ya lo tengo! Y los tres valientes salieron en estampida desde la oscuridad con la compañía de Tony tras ellos, que logró alcanzar a uno sin salvación alguna de continuar su camino, quizás si no hubiesen corrido, o armado tanto escándalo, se podrían haber salvado los tres, pero, el resto aprendimos la lección, si te dicen, ve despacio, en silencio, sin encender linternas, y con mucho cuidado, no saltarse ninguno de los consejos que te dan.
La chica nos dijo que ya no podíamos hacer nada más allí, que fuésemos a buscar a la madre de Tony y explicarle lo sucedido, tras decirnos la zona donde debía estar su madre, abrió la puerta y añadió, será mejor que os deis prisa, pues tanto Tony en el interior del local, como la Zeta en su exterior, están fuera de control, y podían perfectamente, hacerse un sándwich con nuestro cerebro como sustento.
Tras esquivar como pude esas infectas criaturas, me dirigí a la siguiente ubicación.

Prueba 2
La situación no parecía que fuese a mejorar, pues si ya parecía complicado esquivar un Zeta, por la calle en la cuál se encontraba la puerta de acceso, había dos seres de esos deambulando arriba y abajo, cubriendo todos los posibles huecos.
Al ir yo sola, me resultaba complicado, formar una estratagema para engañar a esos seres y poder despistarlos lo suficiente para conseguir atravesarlos. Por lo que tuve que esperar a que aparecieran más supervivientes, y con la táctica de siempre, de jugar al despiste con los zombies, unos pocos, al final conseguimos entrar en el edificio, explicamos a la madre de Tony lo ocurrido, y nos dijo que estaba al borde de la desesperación, necesitaba su medicación, pero la había dejado en el interior de una habitación, con tan mala fortuna, que varios de esos seres, pululaban a sus anchas en su interior. Esta vez al ser tan pocos, nos tocó entrar a los tres que estábamos allí, para recuperar el medicamento, sin opción a poder negarnos, y allí en la oscuridad de la sala, entre ruidos incongruentes de seres que se acercaban a nosotros, conseguimos ver un bote de pastillas al fondo, uno de los chicos se dirigió a por él, mientras yo me dirigía sutilmente hacia la entrada, pues ya me olía yo, cómo iba a acabar esto, ya que en el momento que cogieron el bote, los zombies parecieron activarse de su estado latente, y sus gemidos se transformaron en graves aullidos aterradores, casi me atropellan mis compañeros al intentar pasar por encima mía, cuando los tres llegamos a la vez a la puerta que nos separaba de aquella pesadilla, según salíamos un brazo se coló, impidiendo que la madre de Tony pudiera cerrar la puerta, gracias a la fuerza con que intentó cerrar la puerta, el brazo de aquel Zombie se retrajo y se pudo cerrar la puerta sin problema, aunque a punto estuvimos de sucumbir nuestra aventura. Tras tomarse la medicación, la madre de Tony nos dijo que fuésemos a buscar a su marido, que él sabría qué hacer, ella no se atrevía a salir de ese lugar, pues aún lleno de Zombies, los tenía controlados, y más vale lo malo conocido que los zombies nuevos que conocer ahí fuera.

Prueba 3
Por el camino me iba encontrando pequeños grupos de supervivientes a los que me iba uniendo, pero al final por A o por B, siempre acababa sola.
Cuando por fin encontré el lugar donde el padre de Tony fue visto por última vez, averigüé que se había refugiado en una caseta de obra azul, vallada y rodeada por un bajo muro de ladrillos, que había que saltarlo para poder acceder al interior del enrejado, de nuevo un par de zombies custodiaban el lugar.
Cuando conseguí entrar, el padre de Tony me preguntó por su mujer y su hijo, después de ponerle al día con lo ocurrido, me dijo que él trabajaba para WRG, pero después de darse cuenta del tipo de organización que era, lo dejó todo para poner a salvo a su familia, el problema es, que ya era demasiado tarde para todos ellos, entonces me dijo, que si quería seguir viviendo, que me alejase de aquel lugar maldito, me dijo la ubicación de una doctora que también trabajó para WRG y que disponía de algún medio de transporte para sacarnos de allí.
Me costó horrores conseguir saltar nuevamente el muro, porque una Zeta no parecía tener ganas de despegarse de allí, creo que sabía que un suculento aperitivo le esperaba al otro lado del muro. Una vez superé aquel pequeño hándicap, me puse rumbo a la doctora y mi supuesta salvación.

Prueba 4
De camino a la nave que ocupaba la doctora prófuga de WRG, encontré varios grupos de soldados de la corporación, que atemorizaban a los supervivientes que se cruzaban en su camino, les ponían contra la pared, les registraban y les obligaban a hacer abdominales o flexiones, según les venía en gana.
Yo totalmente absorta al espectáculo que ofrecían los soldados, descuidé mi punto seguro, dejándome ver por un Zeta que me persiguió hasta acorralarme detrás de una farola, pensé que había llegado mi fin, pero por suerte un soldado de WRG, disparó al Zombie hasta que cayó muerto en la calzada, dándome tiempo a esconderme tras un coche junto al soldado. El problema es que aquí nadie hace nada gratis, y a cambio de mi salvación tenía que pagar mi deuda con la corporación. Saqué todo el dinero que llevaba encima y se lo ofrecí, no sé si le pareció suficiente, pero al ver que me encontraba sola, creo que se apiadó de mí y me llevó con un grupo que se encontraba a la vuelta de la esquina, justo en frente de mi destino, me dijo que si conseguía que ese grupo me adoptase, podría seguir jugando, si no, me fusilaría allí mismo.
Una vez convencí al grupo con mis artes de persuasión, osease, rogándoles que por favor me aceptaran en su grupo o contemplarían mi asesinato, entramos todos juntos en busca de la doctora. Estaba demasiado oscuro, apenas podíamos ver nada, creo que llevaba una mascarilla en la cara y estaba cubierta de sangre, nos dijo que algo había salido mal, que ya no disponía de ningún vehículo para sacarnos de allí, pero que fuésemos en busca del Padre Jesús, que en otras ocasiones había conseguido ayudar a otros supervivientes. Tras pronunciar sus últimas palabras coherentes, soltó un ¡¡¡¡corred!!!! que pareció más un alarido que una advertencia, por lo que no nos paramos a comprobarlo y salimos disparados de aquel almacén y emprendimos la marcha en búsqueda del Padre hacia una iglesia, hermita, o dónde fuera que se escondiese.

Prueba 5
Por el camino, una horda de zombies que nos encontramos de frente, me obligó a separarme de mi grupo adoptivo, y nuevamente, me encontraba sola ante el peligro.
De repente me encontré al Padre Jesús en mitad de la calle, junto con un Zeta deambulando a su alrededor, no entendía por qué aquel ser no le hacía nada, es más, parecía ignorarlo completamente, así que decidí acercarme tranquilamente, cuando me percaté de algo evidente, el cura tenía un pedazo de zarpazo en el rostro que no era normal que siguiese siendo humano, estaba infectado y por eso mismo, no le resultaba atrayente a aquel ser, aún así me dijo, ven, corre, sígueme y entra aquí, justo antes de que aquel zombie viniese a por mí, puede que al Padre no le fuera a atacar, pero estaba claro que mi cerebro era otra cosa, al instante un grupo de supervivientes se unieron a nosotros, no antes de que el Zeta consiguiera atrapar a uno de los suyos, que pasó demasiado cerca de aquel ser, cuando intentaba escapar, al darse cuenta de su error, justo el mismo que había tenido yo segundos antes, acercarse tranquilamente pensando que no pasaría nada.
Nos metimos todos en el refugio del cura, y nos dijo que él ya no podía ayudar a nadie, es más, que esta vez era él, el que necesitaba ayuda, que teníamos que ir a por agua bendita en la Iglesia frente al Ayuntamiento, para desinfectarse de aquello que le recorría por la sangre, sin embargo no se fiaba de nosotros, porque nadie le había ayudado cuando fue atacado por aquello, así que retuvo a uno del grupo, y dijo al resto que teníamos media hora para traerle el agua bendita, o si no, quizás ya sería demasiado tarde, porque se lo habría comido.
No había pasado ni diez minutos cuando nos alcanzó el miembro del grupo, diciendo que el Padre ya no necesitaría el agua, pero que justo antes de su plena transformación, le dio un código que tendríamos que dar a una persona refugiada en el interior del Ayuntamiento. Y allí nos dirigimos.

Prueba 6
Tras despistar a soldados de WRG por lo que nos pudieran hacer, huir de hordas de zombies, varios Zetas correteaban por la plaza de la Iglesia, frente al Ayuntamiento, desperdigando a todos los grupos que al igual que yo, su objetivo primordial era atravesar aquel gran pórtico de madera, que daba acceso al interior del Ayuntamiento.
Sin hacer ruido me colé por detrás del zombie de la entrada y llamé a la puerta con sumo cuidado, una mujer la abrió suavemente y le dije, "déjeme entrar por favor, vengo de parte del Padre Jesús", y conseguí pasar, dentro me encontré con un grupo conocido, miembros del comando PetaZetas, juntos nos encontramos a una chica que había escapado de la resistencia, estaba en un estado muy alterado, gritaba, "¡¡la resistencia es mala!!, no os fieis de ella, nos manejan como borregos a su antojo". Poseía una caja de gran valor para ella, según su trastocada mente,   en el interior se encontraban los únicos seres en los que podía confiar, una especie de insectos, grillos o saltamontes, no sabría deciros bien. Nos dijo que si éramos de confianza, sus amigos no nos harían nada, que metiéramos la mano en la caja y sacásemos, uno cada uno. Una vez realizada la prueba, nos dijo, que buscásemos a unos amigos suyos que también pertenecieron a la resistencia, y que permanecían ocultos en un parque cerca de allí.

Prueba 7
Por primera vez, el recorrido no fue demasiado largo, estaba cansada, me dolían los pies y yo sólo quería llegar a algún sito en que me pudieran ayudar a salir de este pueblo maldito.
Sin embargo, esa plaga se extendía por todas las inmediaciones, mi grupo de amigos cayó, y acabé pensando que acabaría completamente sola entre aquellos seres, y lo más probable es que acabara siendo uno de ellos.
Todavía no sé cómo, pero conseguí esquivar al Zeta de la entrada, justo a tiempo para entrar en el parque, por la puerta por donde salía un grupo de supervivientes, en esos momentos.
Dentro había una pareja, ella había sido mordida en un brazo, y él no era capaz de abandonarla.
Habían pertenecido a la resistencia, pero ya no se fiaban de nadie, sólo se tenían el uno al otro, aún así, el chico a sabiendas de que a su lado no tenía posibilidad de sobrevivir, decidió quedarse con ella, y nos dijo un lugar donde podríamos encontrar un vial, un antídoto, o algo parecido, tenían claro que para ellos era demasiado tarde, pero quizás nos hiciera falta a nosotros.
De nuevo emprendí la búsqueda de algo que me pudiese sacar de todo aquel embrollo.

Prueba 8
De camino a la siguiente ubicación, (un camino demasiado largo para mi gusto, y para las horas que eran ya), me encontré un grupo de soldados llamados los monkeys, armados de bridas hasta las pestañas, con cara de no muy buenos amigos. Yo ya me veía maniatada, a cualquier valla, a la espera de ser rescatada por algún superviviente o devorada por algún zombie, lo que aconteciese primero. Sin embargo un Zeta les distrajo llamando su atención y aproveché el momento para escabullirme de ambos peligros. Me encontré a un hombre con sombrero de vaquero, Fran, me dijo que se llamaba, le pregunté por los viales, y me comentó, que un pequeño percance hizo que se echasen a perder, sabía exactamente donde se encontraba uno de esos pequeños botecitos de laboratorio, y lo necesitaba para fabricar más pócimas de esas, el problema era el de siempre, puñeteros zombies que no paraban de incordiar, no podías despistarte ni un segundo, o acababas siendo uno de ellos.
Intenté esperar a alguien más, algún grupo de supervivientes que me ayudase a sacar a aquel Zeta que pululaba por el recinto, pero cada vez eran menos los grupos, y preocupantemente menguados, de hecho, un solitario como yo, me ayudó a despistar al Zeta, atrayéndole por un lado del edificio, mientras yo lo bordeaba por el lado opuesto, y recuperar de esta forma el vial que entregué a Fran.
En agradecimiento nos dijo la ubicación de Alberto, el jefe de la resistencia, si alguien sabría cómo sacarnos de allí sería él.

Prueba 9
Llegamos al lugar indicado y dos personajes peculiares, nos dieron un recibimiento de lo más estrafalario, después de someternos a un interrogatorio a punta de machete y escopeta, decidieron que éramos aptos para hablar con el líder. 
En posición de alerta militar, por miedo a represalias si no tomábamos una actitud adecuada a sus baremos, esperamos al gran y omnipotente Alberto, líder de la resistencia.
Nos dijo que cualquiera no valía para estar bajo sus órdenes y ser lo suficientemente eficientes, que buscaban gente obediente que cumplieran todos sus normas o mandatos.
Para saber si éramos capaces de pertenecer a su grupo, a mi provisional compañero le obligaron a ponerse de rodillas y a mí me ordenaron apalearlo con una porra de soft combat.
Desde luego que mostramos la clase de borregos que siguen a su líder sin rechistar, si aún así no les era suficiente, no sé cómo podríamos acabar.
Tras la acusada paliza, Alberto sacó un rotulador rojo y nos marcó con una ® para indicar que ya éramos de los suyos.
Nos dijo que fuésemos a un paso subterráneo y que allí encontraríamos a alguien de confianza.

Prueba 10
Por el camino, unos zombies nos obligaron a separarnos, mientras él los despistaba, yo me escondí tras un vehículo, con tan mala suerte que otro Zeta que venía por detrás del coche, casi me da un susto de muerte, literalmente, pues si reacciono un par de segundos después, no estaría contando esta historia en estos momentos, así que eché a correr y sin darme cuenta, me volví a encontrar terriblemente sola en la oscuridad de la noche, en unas calles cada vez más solitarias, al menos de presencia humana.
Cuando llegué al paso subterráneo una persona encapuchada de aspecto afable, me preguntó cómo había llegado hasta allí. Le resumí brevemente mi ajetreado recorrido nocturno, cómo los soldados de WRG se divertían infringiendo perrerías varias a los supervivientes, no muy distintas a las que la resistencia te obligaba a hacer para ser dignos de pertenecerles, cómo ciertos personajes habían sido traicionados por unos y por otros, por lo que ningún bando era de fiar, y lo único que yo pretendía era salir de aquel lugar infectado de zombies.
Me dijo que eso es justo lo que quería oír, que pertenecía a Los Guardianes, me dio un cubo con agua para que borrase la marca del brazo que me había hecho el líder de la resistencia, que fuese a buscar a Carlos el psicólogo y le dijese que "los vivos deben vivir".

Prueba 11
Según caminaba por el pueblo el número de Zetas y hordas de zombies era cada vez más elevado, el Zeta corría incansablemente si te veía, y las hordas aunque no corrían eran tan numerosas, que te acorralaban entre las calles sin dejar opción a escapar, escondida entre vehículos, arbustos, y escondites improvisados, volví a cruzar el pueblo de punta a punta por enésima vez, ni sé ya los kilómetros que llevaba recorridos, pero más de 10, seguro que sí, incluso si dijese 15, no me quedaría corta.
Tras encontrarme por el camino a varios supervivientes que se dirigían a otros lugares que yo ya había visitado, conseguí encontrar a Carlos, mantuvimos una larga charla en el parque infantil donde lo hallé, donde llegamos a la conclusión que lo más importante es saber pensar por uno mismo y no dejarse llevar por lo que te digan los demás. Después me hizo una prueba de confianza, me colocó un antifaz, y me situó al filo de un bordillo, y me dijo; "si confías en mí déjate caer a plomo para atrás", yo no podía verle, pero sentí sus pasos detrás de mí, sabía que estaba allí y me dejé llevar, sabiendo que me cogería.
Me preguntó, lo has hecho porque querías, o porque te lo he dicho yo.
Yo le respondí, que porque necesitaba confiar en alguien más que en mí misma, pero desde luego lo hice voluntariamente, no por que me obligaran a hacerlo, como hasta ahora.
Parece que mi respuesta le convenció y me dijo que fuese a buscar a Sebas, cliente suyo desde hace ya bastante tiempo atrás, y responsable de esta nueva forma de pensar, perteneciente a Los Guardianes.

Prueba 12
Parecía que ya estaba llegando a mi destino final, el anfiteatro donde empezó toda esta locura.
Grupos de supervivientes seguían recibiendo instrucciones de soldados de WRG, pero esta vez, no me detuve a contemplar cuál sería su destino inmediato.
Cuando me encontré frente a Sebas, me dijo que necesitaba que le cogiese unas armas sumergidas en un bidón con agua, o ácido, o algo que realmente no sabía lo que era, y yo obediente metí la mano para cogerlas sin hacer pregunta alguna.
El MAYOR error de mi vida, me dijo que no era digna de ser evacuada en su hummer, pues me recordó lo que minutos antes había hablado con Carlos, lo de pensar por uno mismo y no hacer las cosas simplemente porque te lo digan los demás. Si en vez de agua hubiese sido ácido o alguna sustancia peligrosa para la piel, de qué me hubiera servido ese arma, de nada si acabo muerta.
Aquella lección la aprendí duramente.
Vi cómo a los 5 supervivientes ganadores les dieron una vuelta en el hummer y participaron en la escena final.

Escena Final
Los ganadores, acompañados por dos ex-soldados de WRG, secuestraron al resto y los pusieron de rodillas frente al número de supervivientes que habían logrado llegar hasta allí.
Sebas soltó un discurso similar al que me habían dicho a mí a lo largo de las últimas pruebas, y al grito de "los vivos deben vivir" liberó una horda de zombies que acabó con todos los soldados, y minutos después, los supervivientes acabaron con los zombies, tras todos los cadáveres extendidos por el suelo del centro comercial, una gran aplauso por parte de la organización, despidió aquella aventura.

Espero que os haya gustado el relato y volver pronto con otra entrega de Survival Zombie.

Gracias a Diego Concepción y Alejandro Fernández, encargados de que estas aventuras sean posibles.




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Y.L.L.
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